domingo, 3 de diciembre de 2017

A tenas (Dic 2017)

Logarismos, parakaló!
Esta vida no te da respiros, que llegas de un viaje, pones a lavar la ropa y ya tienes que estar montando el bolso para el siguiente arret, que nos volvimos a dirigir el martes pasado hacia al aeropuerto de BCN  para que Aegean Airlines nos remolque hasta Atenas, una ciudad en la que estuvimos unas 12 horas hace unos 9 años cuando estábamos en tránsito hacia nuestra luna de miel en Santorini, pero que no la conocíamos para nada.
Y que bien Aegean Airlines que te deja elegir tu asiento unas 30 horas antes del vuelo y te da de comer arriba del avión. Este tipo de costumbres se está extinguiendo, así que celebramos que todavía podemos conseguir este tipo de privilegios arriba del avión. Eso sí, podrían poner menos patata y cosas más interesantes en el menu...


Lo cierto es que llegamos a destino unas 3 horas luego de partir con una hora de más por la diferencia horaria. El clima estaba mas o menos como en Barcelona, aunque parecía como que iba a llover. Llegamos a nuestra residencia elegida, y nos dio tiempo para cenar una sopa y algo de carne por ahi, que en esta ciudad -como en varias otras- se puede cenar a las 10 u 11 de la noche.


A la mañana siguiente amaneció con solcito y calor, y la amenaza de que iba a ser el único día de sol de la semana. Así que ni cortos ni perezosos pusimos varias vituallas en la mochila y enfilamos hacia la Acrópolis, que es el centro de esta ciudad y el lugar adonde hay que ir sí o sí.
Luego de deambular un rato por callejuelas varias de la vieja Atenas, comenzamos a ascender por la famosa colina, deteniéndonos de a ratos para ver cosas interesantes que hay alrededor como un reloj solar milenario, algunas saunas y varias ruinas de cosas que no entendimos muy bien qué eran pero igual mucha atención no le prestamos porque volveríamos hacia allí.


Al llegar a la cima de la Acrópolis, pagamos los 10 euros de turno y entramos a ver todos los cascotes que hay dispersos por ahí. Espectacular el Partenon que se impone y merece una y mil fotos de mañana, tarde, noche, al lado y de lejos. También hay varios templos que merecen la pena ver y visitar, y algunos teatros ya romanos que vinieron más tarde. Luego de haber disfrutado de todas las posibles vistas, bajo un sol radiante y sin muchos visitantes (es lo bueno del turismo low cost, que no hay nadie alrededor tuyo), comenzamos el descenso de la colina por el costado opuesto del que entramos, nos dimos el gusto de tomar unos mates al pie del Partenon, salimos de la zona histórica y nos metimos en la ciudad a comer algo.

Que ya eran como las 14 hs pero aquí se come tarde nos decían los locales, algunos hasta afirmaban que su comida de mediodía era a las 16 hs, algo que nunca experimentamos todavía pero que quizás podríamos acostumbrarnos. La comida griega es bastante variada, que además de la famosa ensalada griega que estaba omniprescente en todo momento y lugar (cosa extraña porque no estamos en temporada de tomates), también había mucho cordero para jolgorio de Don, pulpo que es un favorito de Carlos, y otras carnes y pescados.

Luego de la comida Carlos se arrastró un rato a dormir una siestita mientras que Don siguió aprovechando el sol visitando el Jardin Nacional que es un gran parque en el centro de la ciudad. Por la tarde nuestros hosts nos llevaron a degustación de vinos, que no estan mal los vinos locales ni tampoco son muy caros. Lo único que hay que aguantarte en esta zona es que se puede fumar tanto adentro como afuera de los bares (y en los restaurantes) así que hay que recordar cómo se sobrevivía a eso y continuar con la marcha. Volvimos rodando felices y contentos a dormir la mona a nuestro apartamento convenientemente situado en el corazón de la ciudad.

La mañana siguiente nos encontró resacosos pero igual desayunamos temprano, y nos dirigimos hacia el Museo de la Ciudad de Atenas que tiene cosas interesantes sobre la historia del lugar, y también sobre objetos y curiosidades de los últimos reyes de Grecia. Acabada la inmersión cultural nos dirigimos hacia el Agora (mercado) de la ciudad, y luego de deambular un buen rato entre cabezas de cordero, pedazos enormes de vacas, cerdos y bichos equivalentes, y peces de todo tipo y color, nos fuimos a pasear por la zona antigua de la ciudad, que hay mucho mercadillo y mucha venta de queso feta, frutos secos y otras delicatessen de la zona.

Carlos tuvo que volver a hacer lo suyo, pero Don continuó paseando por bazares y ferias, y luego acabó culturizándose un poco en el Agora histórico de Atenas, donde hay mas ruinas para admirar y algún que otro templo que bastante intacto se conserva.

Por la tarde/noche nuestros hosts nos llevaron a una suculenta cena en un restaurante con vistas al Partenón. Fue una velada fabulosa con degustación de varios productos típicos de la zona, y mucho vino del local y para acabar el fabuloso "ouzo", un licor un poco dulce que los locales beben como digestivo.

De la cena fuimos a un bar a seguir dandole al alcohol pero por poco tiempo que estábamos cansados y al día siguiente había que despertarse en algún horario no trivial que acabó siendo el mediodia, Carlos ya había acabado con sus obligaciones locales así que desde allí nos dirigimos hacia la colina Lykavittos que está ahí al lado del centro nomás, y te da unas vistas fabulosas de todos los puntos de Atenas, incluído el Partenón claro.

Había mucho viento en la cima de la colina así que el mate lo tuvimos que tomar ya cuesta abajo. Una vez regresados al centro, nos daba tiempo como para ver un museo pequeño así que elegimos el Museo de la Guerra que no estaba mal, de hecho a Don tanto le gustó que casi se queda a pasar la noche allí que ya le cerraban el museo sin darse cuenta que seguía él adentro.

Pero consiguió salir, y luego de un rato de relax en nuestros aposentos, nos dirigimos al Museo de la Acropolis que como era viernes estaba abierto hasta las 22 horas. Allí te explican muy bien qué son todas esas piedras y cómo vivían los antiguos habitantes de esas zonas. Acabada la visita, junto con nuestra acompañante de turno encontramos un restaurante tranquilo, con vistas a la Acrópolis (¿otra vez?), donde disfrutamos de una cena fabulosa una vez mas.

Al día siguiente nos despertamos un poco tarde, pero igual conseguimos juntar energías para darle a otra visita cultural más, que el Museo de Nacional de Arqueología bien vale una misa (aunque era sábado y no domingo). Estuvimos un buen rato recorriendo sus 3 sectores y 2 plantas, y disfrutando de la exposición sobre el emperador Hadrian que estaba muy bien hecha.

De allí nos fuimos a comer, que ya eran las 3 de la tarde, y google nos llevó a un restaurante en la zona de estudiantes que no estaba mal para esa ocasión. Acabada la comida, nos dirigimos hacia el Jardín Nacional, que allí nos volvimos a encontrar con nuestra acompañante de turno con quien paseamos un rato por el jardín hasta que nos echaron,
conseguimos ver las columnas del Templo del Zeus Olímpico desde muy cerca, y luego nos perdimos un rato por las calles turísticas del barrio viejo de Atenas, no es que compramos mucho porque esta vida low cost de viajar solamente con equipaje de mano no te permite hacerte de muchos lujos. Atención al dato, chic@s, que Don descubrió que el jabón de aceite de oliva en estos lares es más barato que en la perfumería de la vuelta de tu casa. Y también se trajo algunas frutas secas en el bolso de mano...

Acabado tanto paseo nos tiramos a dormir la siesta un rato (¡a las 7 de la tarde!) y por la noche salimos a cenar tarde, y luego a espiar un poco la vida nocturna de esta ciudad que se ve que tiene bastante. Es cierto que ayudaba bastante el tiempo porque la temperatura por las noches era de 17-19 grados, así que todo el mundo estaba afuera como si fueran las fiestas de la Mercè.

Nos volvimos para casa a las yanorecuerdo cuando, y tuvimos que poner el despertador para que no se nos escape el avión, que apenas tuvimos tiempo de desayunar, ducharnos, hacer el bolso y salir corriendo a buscar el metro para ir al aeropuerto.
Que en esta ciudad batimos otro record de esos de no haber usado nunca transporte público excepto para ir al aeropuerto. Es lo bueno de estar alojado cerca de todo, y que el tiempo sea lo suficientemente razonable como para animarte a salir a la calle a andar un poco, que en otras 3 horas y regalándonos una hora al reloj, Aegean Airlines nos volvió a dejar en una un poco fría Barcelona pero mucho no nos importa porque ya llegará el calor pronto, muy pronto, que el proshen arret vuelve a perseguirnos pero esta vez nos va a dejar secar bien la ropa antes de volver a preparar las valijas.

Vosotros de momento disfrutad de las fotos que siguen...  Llamas!